Enfrentarse a las fuerzas de los Infiernos Abrasadores es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo. La buena noticia es que las recompensas por encargarse de los esbirros de Diablo son copiosas, porque las legiones vencidas de nauseabundos malignos os cubrirán de oro, gemas y botín. Cada objeto que obtengáis os presentará una intrigante decisión, y en Diablo III dispondréis de varias herramientas que os ayudarán a sacar el mayor provecho de vuestro tesoro.
La caldera de Jordán
Poco después del comienzo de vuestra aventura se os proporcionará un pequeño y útil artefacto: la caldera de Jordán. La caldera os evita tener que caminar de vuelta a la ciudad cuando llega el momento de vender vuestro botín. Después de obtener la caldera, podréis cambiar casi cualquier objeto de vuestro inventario por oro, como si se lo hubierais vendido a un vendedor. En Diablo III el oro puede hacer muchas cosas por vosotros, desde comprar los servicios de los artesanos para reparar vuestro equipamiento dañado hasta comprar casillas de alijo compartido. Pero hay más de un modo de sacarle valor al botín, lo que nos lleva a la otra útil herramienta a vuestra disposición.
El cubo nephalem
El cubo nephalem es otro objeto de gran utilidad que os encontraréis en el curso de vuestra aventura. Funciona como la caldera de Jordán, salvo por una importante diferencia. Al hacer clic en el cubo nephalem, este os permite reciclar materiales para forjar de los anillos, armas, armaduras, runas y amuletos que no presentan interés para vosotros. El proceso destruye el objeto original, pero proporciona diversos materiales que se hacen más potentes a medida que se extraen objetos cada vez menos comunes. Por lo tanto, los objetos comunes proporcionan materiales para forjar comunes, pero los objetos raros y de mayor valor proporcionarán potentes y místicas sustancias que se pueden usar para la creación de objetos y mejoras poderosos. Os recomendamos que mantengáis una reserva bien surtida de materiales para forjar, porque existe un gran potencial en esos restos reciclados.
La forja
Profundizar en el sistema de forja de Diablo III puede tener su recompensa. Os encontraréis con tres artesanos en vuestro viaje: el herrero, el joyero y el místico. Estos artesanos de preciosos y mágicos objetos y efectos os ayudarán a crear nuevas armas y armaduras, a añadir potentes mejoras a las armas y armaduras que ya tenéis o a esculpir nuevos huecos para engarzar gemas en vuestro equipamiento.
Al principio, cada uno de vuestros artesanos dispone solo de conocimientos limitados, pero con la inversión de algo de oro, materiales para forjar y páginas de instrucción obtenidas en vuestras aventuras, podréis mejorar sus habilidades para tener acceso a más recetas, y a recetas más potentes. Podréis encontrar algunas recetas en los cadáveres de monstruos o en las sobrecogedoras ruinas, pero es posible que vuestros artesanos requieran la obtención de mejores habilidades antes de poder aprenderlas. Los artesanos no trabajan gratis. La creación de algunos de los objetos y mejoras más aterradores de Santuario no es barata: cuanto mejor sea el objeto o la mejora, y menos comunes sean los componentes necesarios, más cara resultará la obtención del producto acabado. Eso significa que os reportará estupendos beneficios aseguraros de tener un flujo continuo de oro y materiales extraídos hacia vuestra reserva, para que podáis sacar rendimiento del siempre creciente potencial de vuestros artesanos.
Decisiones y más decisiones
Imaginad que encontráis un artefacto de increíble poder con la mezcla perfecta de estadísticas. No querréis echar un tesoro tan raro a la caldera de Jordán, ni deshacerlo con el cubo nephalem. Sería mejor que semejante reliquia sirviera de forma directa a vuestro héroe en la cruzada contra las hordas diabólicas… o, podríais pasárselo a otro héroe necesitado por medio de la Casa de Subastas, intercambiarlo con algún amigo o entregárselo a otro de vuestros personajes gracias al alijo compartido.
Cada uno de los objetos que recojáis en vuestra aventura por Santuario ofrecerá varias opciones. ¿Os lo quedáis? ¿Lo recicláis? ¿Lo subastáis? ¿Lo regaláis? Solo vosotros podréis decidir el mejor procedimiento a seguir con cada nuevo tesoro que descubráis.
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