Después de que Monster Hunter: World abriera las puertas de la saga a un público enorme en 2018 y Monster Hunter Rise nos diera los Wirebugs en 2021 para movernos como locos, era lógico que Capcom siguiera en esa línea para atraer a más jugadores. Y eso es justo lo que hace Monster Hunter Wilds: refina la experiencia de convertir enormes dragones en armaduras chulísimas, haciéndola más rápida, más flexible y menos engorrosa. Pero hay un pequeño precio a pagar: el juego es bastante fácil, incluso más de lo esperado. No me ha puesto en aprietos en ningún momento ni me ha obligado a pensar demasiado en mi equipo. Aun así, la caza sigue siendo más satisfactoria que nunca gracias a los ajustes en el combate.
Un poco más de historia (pero no mucha)
Capcom ha intentado hacer la campaña más interesante, aunque en esencia sigue siendo la de siempre: sales a explorar otra tierra «inexplorada» para resolver un misterio ambiental y, de paso, cargarte a todos los bichos gigantes que te encuentres. La diferencia es que esta vez los personajes tienen más carisma. La ingeniera Gemma, la asistente Alma o el biólogo Erik aportan un toque de personalidad, y sus pequeñas historias se desarrollan en cinemáticas bastante bien animadas. No es que el argumento vaya a cambiar la industria, pero al menos esta vez sí me ha importado un poco más lo que pasaba.
Una campaña más corta y sin demasiados obstáculos
La historia de Wilds es más corta de lo que esperaba. Llegué a los créditos en solo 15 horas, sin necesidad de repetir combates para farmear materiales. En cada encuentro conseguía lo suficiente para mejorar mi equipo y seguir avanzando. Comparado con las 40 horas que tardaba en terminar la historia de World, está claro que la idea es hacer el juego más accesible y menos abrumador para los recién llegados. Y aunque eso tiene su mérito, como veterano de la saga me ha sabido a poco. No he muerto ni una sola vez en toda la campaña, y ningún monstruo me ha obligado a pensar realmente en mi equipo para ganar.
Un mundo más conectado y sin tantas interrupciones
Después de los créditos hay más contenido, y aquí es donde los cambios en la estructura del juego realmente brillan. Se acabó lo de volver a la aldea entre cacerías para hacer siempre lo mismo antes de salir a la siguiente misión. Ahora, casi todo lo que necesitas está en el campo, y los mapas están interconectados de manera fluida. Pasar de un pantano con petróleo ardiendo a la cima de una montaña helada es cuestión de segundos, sin las molestas pantallas de carga de antes.
Monstruos geniales y un par de sorpresas
Los monstruos siguen siendo el plato fuerte, y aquí hay un buen equilibrio entre clásicos y nuevos. Gore Magala vuelve para los nostálgicos, mientras que Lala Barina, una araña con un diseño inspirado en el flamenco, aporta algo fresco. Y el jefe final, Arkveld, es de los mejores que ha tenido la saga, con unas extremidades en forma de cadenas que lo hacen destacar. Pero la estrella indiscutible es Nu Udra, el primer monstruo tipo pulpo en Monster Hunter. Sus tentáculos pueden ser impredecibles (especialmente cuando están en llamas), y la sensación de ir cortándolos uno a uno durante la cacería es brutal.
Un combate más fluido, pero más fácil
El combate ha mejorado en flexibilidad y dinamismo. Siempre ha sido clave saber cuándo atacar y cómo posicionarse, y eso sigue igual. Lo nuevo es que ahora puedes ajustar tu posición en mitad de un combo, lo que evita esos momentos frustrantes en los que fallabas por completo un golpe por culpa de una animación larga. También se ha añadido el Modo Enfoque, que te permite centrarte en partes concretas del monstruo. Si golpeas lo suficiente una zona, se crea una Herida, y atacarla inflige más daño. Pero si sigues golpeando, la rompes y se reinicia el proceso. Es un sistema interesante que añade una capa extra de estrategia sin complicar demasiado las cosas.
¿Demasiado accesible?
Incluso en el endgame, la dificultad no sube demasiado. Apenas he tenido que mejorar mi equipo, y nunca he sentido que el juego me pusiera contra las cuerdas. Es, sin duda, uno de los Monster Hunter más accesibles hasta la fecha, lo que será genial para los nuevos jugadores, pero puede dejar a los veteranos con ganas de más desafío.
Conclusión
Pese a la falta de dificultad, Monster Hunter Wilds es otro gran juego de la saga. Su mundo sin interrupciones, sus ajustes inteligentes en el combate y su excelente diseño de monstruos lo convierten en una experiencia muy disfrutable. Si buscas un Monster Hunter más fluido y accesible, aquí lo tienes. Pero si querías una prueba de fuego, puede que se te quede corto.