Dice Legacy es un juego que no es fácil de contar o describir. Un título de supervivencia, con dados, fantasía y muchos retos. El objetivo es construir una ciudad viable con dados. También es un juego donde tendrás que defenderte, así que podríamos decir que hay una parte de combate entre tanta gestión. El jugador tiene que explorar el mundo y conseguir que su ciudad siga comiéndole terreno a la niebla. Y hay que cuidar los dados. Porque tus dados pueden morir.
Empezando desde el principio, vemos que Dice Legacy es un juego de mesa donde tienes que sacar adelante un asentamiento que está ubicado en un lugar bastante hostil. Fantasía medieval pura y dura. El primer escenario al que tuve acceso te hace llegar a una playa y sacar un equipo de dados, de uso limitado, para cosechar recursos y luego construir tu ciudad. Es un mini tutorial que acabó en tragedia, ya os lo digo.
A medida que construyes tu ciudad, avanzas poco a poco por el mapa, revelas nuevas zonas donde podrás mandar a tus dados a trabajar y explorar. Esta exploración a veces conduce a recompensas o a enemigos. Para realizar cualquier acción, debes tirar un dado con la cara correcta necesaria para esa acción. Por ejemplo, para minar, necesitarás dos dados que muestren los símbolos del engranaje, y una vez que tires dos de ellos podrás dedicarlos a otra tarea como el trigo. Esto te quitará los dados de la mano, por así decirlo, asignándolos a la tarea durante un tiempo, normalmente menos de un minuto.
Cuando los dados acaban sus tareas, si tienen energía o no los han matado, vuelven a tu mano para ser lanzados de nuevo. Cada tirada disminuye la resistencia o vida de tus dados. Si esa resistencia llega a cero, tus dados mueren. Puedes mitigar esto asegurándote de que diferentes dados se dediquen a tareas entre las tiradas, de modo que no estés volviendo a tirar todo el conjunto todo el tiempo. Ahora tus dados no sólo pueden morir por agotamiento, sino que pueden quedar congelados o incluso heridos. Si un dado necesita regenerarse, tendrá que comer en el bar o cantina. Así que tendrás que sentarlo en la cabaña de cocina, cargarlo con algo de comida y darle a tu pequeño dado un tiempo de espera para que recupere su fuerza.
Hay que pensar, y no es tirar por tirar
Pero también es un poco obtuso y, a pesar de mis muchos intentos hasta ahora, no está claro cómo encaja cada sistema. Es uno de esos juegos en los que sabes que debe haber un camino óptimo para avanzar, o una forma de hacer crecer los dados hasta convertirlos en una fuerza formidable. Pero para hacerlo, tendrás que sufrir las sorpresas y las bolas curvas que te lanzan en cada partida. Ahí es donde entra en juego la mecánica del pícaro, a veces supe que estaba derrotado antes de serlo realmente porque no planifiqué el invierno, por ejemplo. O si no planifiqué contra las lesiones de los dados. Esto me hizo reiniciar la carrera una y otra vez. También hay otras clases de dados, algunos denominados ascendidos, que puedes desplegar en futuras tiradas para salir adelante.
Lo que compensa parte de esta brutalidad relacionada con los dados es la magnífica presentación de Dice Legacy. El mundo del juego se siente vivo, pero también inmediatamente en miniatura, de una manera que te atrae. Las diminutas personas que se mueven por tu ciudad se suman al ambiente de tu ciudad creciendo a medida que avanza por las diferentes estaciones.
Así que si te gustan los constructores de ciudades, pero has sentido que el género estaba estancado, estarás bien inclinado a echar un vistazo a Dice Legacy cuando salga a la venta el 9 de septiembre. Es algo diferente. Y te hace sentirte muy cómodo, y sé que tengo curiosidad por profundizar en él. Aunque algunos elementos de Dice Legacy pueden parecer familiares, me resulta difícil decir que haya otro juego como éste. La suma de sus partes es totalmente única y merece la pena el precio para ver simplemente cómo funciona esta máquina.
